Una pregunta
común que recorre sus trabajos es: ¿cómo se perciben unos a otros los actores
que están en un mismo espacio? ¿Cómo operan dichas percepciones en el día a
día? Por ejemplo “quienes se encuentran en la escuela provienen de distintos
ámbitos y las pertenencias socioculturales que conviven pueden generar grandes
tensiones”, explicó la doctora Heras.
Asimismo,
agregó “cuando hablo de diversidad hago referencia a las posibilidades que
existencialmente cada persona va produciendo, por sus circunstancias de vida.
Éstas le permiten mirar y estar en el mundo desde un lugar distinto en cada
caso, sea por su momento vital, sea por su origen sociocultural, sea por su
condición socio económica. Ésta es una noción flexible, dinámica, porque
considera que la persona puede ser una en un momento de la vida, y que en otro
momento o contexto institucional puede cambiar”.
Esta
movilidad es tomada por Ana Heras de la filosofía de Félix Guattarí, y dentro
de esa corriente se tiene en cuenta a la “identidad” no como igual a individuo
o persona, sino que supone que en una misma persona conviven distintas
potencias que se conjugan en un interjuego entre psique y sociedad, al decir
también de Corneille Castoriadis.
“Lo que
sucede en la historia occidental, y en el capitalismo en particular, es que lo
diverso en realidad siempre se vio como diferente y desigual. En este sentido,
la filosofía de la deconstrucción, de Gilles Deleuze y Michel Foucault por
ejemplo, mostró de qué manera en nuestra vida cotidiana vamos operando para
construir la idea de diferencia binariamente, bueno- malo, blanco-negro, y que
cada término no tiene significado en sí mismo sino que funciona con su par
contrario” explicó la doctora.
El enfoque
que trabaja Heras de la diversidad trata de romper con esas ecuaciones
primarias y explora si existen otras posibles maneras de percibir la vida. A
través de sus estudios en escuelas, y también en situaciones de participación
comunitaria, política y social, se formula interrogantes partiendo de suponer
que la diversidad puede concebirse en forma sinérgica. Así, si consideramos que
la diversidad es sinergia, ¿cuales serían otras ecuaciones posibles? ¿Cómo se
construye la diversidad en la vida cotidiana? ¿Cuáles prácticas concretas
sostienen la visión de la diversidad como inclusión, como potencia?
Comunicación
para la inclusión
Ana Heras
participó en varios proyectos de investigación que tuvieron como eje temático
la inclusión y la pregunta acerca de la percepción de la diferencia como
posibilidad sinérgica e integradora. Uno de los trabajos que realizó partiendo
desde esta teoría se llevó a cabo en conjunto por el Conicet, el Instituto de
Formación docente de San Pedro, la Universidad Nacional de Jujuy, la
Universidad de Santiago del Estero con sede en Jujuy, el Instituto para la
Inclusión Social y el Desarrollo Humano y cinco escuelas medias durante los
años 2005-2008.
Con respecto
a ello, la doctora explicó “en este proyecto la intención fue comenzar a
preguntarse cómo entienden los docentes las diferencias para poder generar un
clima de comunicación más amigable en las escuelas día a día, y a la vez se
trató de profundizar las herramientas con los mismos docentes para aprender a
estudiar su propia práctica”.
¿Qué pasa en
las escuelas que se generan tensiones, incluso episodios de violencia? Fue el
interrogante que presentaban los docentes, y que impulsó la investigación.
“Ellos percibían que esto estaba asociado a la diferencia, es decir,
consideraban que funcionaba la siguiente ecuación diferencia = desigualdad o
maltrato” señaló Heras, y agregó que el interés del grupo que se encargó de
desarrollar el estudio residía en comprender esas claves para intentar desarmar
la ecuación y poder pensar en esa diferencia como diversidad, sinergia o
aporte, y no como exclusión. Para ello sin embargo la doctora apuntó que es
preciso primero identificar cómo funcionan las relaciones entre valor y
diferencia, ya que en las instituciones como están planteadas actualmente hay una
serie de tramas que sostienen día a día esos mecanismos.
Fue por este
motivo que el equipo de trabajo estuvo compuesto por instituciones diferentes,
en donde cada una de ellas pudo aportar su conocimiento a partir de los
dispositivos que se fueron creando en el proyecto, que se planificó y
desarrolló como una investigación-acción participativa. Se documentaron
situaciones cotidianas de las escuelas a través de observación -tanto por parte
de externos a las escuelas como de docentes, directivos y estudiantes de las
mismas escuelas- fotografías; documentos audiovisuales; consultas a archivos de
las escuelas.
Pudieron
dialogar en ese marco docentes, directivos, personal de apoyo de las escuelas,
investigadores universitarios y del Conicet, estudiantes de grado y post grado,
familias y alumnos de las escuelas medias. Dado que el proyecto tuvo un
sostenimiento durante tres años, se fueron creando espacios y momentos para
estos diálogos en seminarios y talleres. Los intercambios se fueron dando en
función de las etapas del proyecto, y de pensar juntos sobre resultados
parciales en cada momento.
Resultados
Llegando al
final del trabajo, cada establecimiento educativo hizo hincapié en algo
diferente debido a la realidad particular de cada uno. Por ejemplo, en una de
las escuelas el eje más fuerte estuvo puesto en la percepción de muchas
familias de que los maestros tenían actitudes de discriminación. Entonces, allí
se comenzó a organizar encuentros entre familias y docentes que permitieron
poner el tema sobre la mesa. Ese paso fue vivido por la comunidad educativa
como muy importante, porque se trataba de un tema que estaba “silenciado”, y
pudo ponerse al descubierto y ser trabajado, explicó Heras.
En ese caso,
la dinámica de las reuniones se asumió como política institucional de la
escuela. “A veces los resultados de las investigaciones pueden ser modestos,
pero para la vida del día a día de los que conviven en ese espacio significa un
paso muy fuerte” destacó al respecto Heras.
Por otro
lado, hubo dos escuelas que eran vistas como de menor valor por sus ubicaciones
en el espacio social, entonces se centró el eje en la infraestructura escolar.
En esas instituciones, docentes, directivos, alumnos y familias, a través de
ciertos mecanismos que el proyecto puso en marcha, produjeron materiales
audiovisuales como síntesis de una serie de información que permitió poner al
descubierto situaciones de injusticia.
De todo el
trabajo realizado se desarrolló un conjunto de materiales que consistió en
cuadernillos en donde se explican los métodos aplicados, y compact disc con
fotos y videos. “Estos recursos le servirán a cualquier docente que se plantee
la misma problemática que movió la investigación, la relación de diferencia con
la desigualdad percibida por los docentes. Estas herramientas le serán útiles
para seguir los pasos que nosotros dimos en el sentido de poder comprender el
recorrido completo. No está pensado como una receta, sabemos que cada contexto
tiene sus particularidades. Es simplemente un modo de presentar la realidad
cotidiana que nos permite pensar en ella otra vez, y ver si es posible
articularla de una manera nueva” señaló Heras.
Cabe señalar
que el material se encuentra disponible en la Biblioteca del Irice, para ser
consultado por el público en general.
Fuente: Conicet
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