jueves, 5 de abril de 2012

Blanquita y radiante va la novia

Blanca Juárez hizo tres años el curso de costura en el Taller Fátima y no se animaba a trabajar de lo que había aprendido. Actualmente hace dos años que confecciona vestidos de novia para una reconocida diseñadora.

Un largo viaje comienza con un primer paso, dice el refrán. A veces ese pequeño paso es el que más cuesta dar. Quizá por temor a lo nuevo, a lo desconocido o simplemente por creer que no se puede y no confiar en las propias capacidades. Lo emocionante es, que una vez dado ese primer gran paso, y se empieza a andar, el camino te puede llevar a lugares maravillosos.

Algo así le pasó a Blanca Juárez, una mujer de 43 años, vecina de los Troncos del Talar, que fue alumna del taller de costura en la Escuela Taller Fátima y que ya hace dos años comenzó un camino de trabajo haciendo hermosos vestidos de novia para Novias al Garage, un emprendimiento de la diseñadora Josefina Obarrio ubicado en San Isidro.

“Empecé sin saber nada y…”, la emoción de recordar sus inicios le llenan los ojos de lágrimas y no la deja terminar la frase. Blanquita, como la conocen cariñosamente en el taller, comenzó a cursar costura en el taller en 2004 y continuó yendo a cada curso hasta 2007. Todavía no se animaba  a dar el primer paso, no se creía capaz. "Yo no lo sé hacer", decía.

La profesora de costura de Blanca, Marta Suarez, contó que la habilidad, la responsabilidad y la capacidad de trabajo la destacaban. “Le insistíamos porque era muy buena, muy prolija y responsable”. La orientadora laboral, Marisa Vigas, también cuenta que la animaban para que se largara. “Era una lástima que no se animara porque es impecable en su trabajo”, destacó Marisa.

En 2007, dos jóvenes diseñadoras realizaron un taller de diseño en el Taller Fátima. Una de ellas era Josefina Obarrio, quienes les propusieron a las alumnas una dinámica muy creativa. Ellas contaban un cuento y en base a la historia debían diseñar un disfraz para los personajes. Así se conocieron Blanca y Josefina quien le hizo una propuesta para trabajar con ella.

“No me animaba porque era lejos”, cuenta Blanquita y se ríe porque sabe que era una excusa.  Luego confesaría: “era un lugar importante, reconocido y me daba miedo no poder cumplir”. Finalmente asumió el compromiso, motivada y respaldada por su profesora, la orientadora y Teresa Carrillo, la coordinadora de la Escuela Taller. Ese fue el primer paso: animarse.

Comenzó yendo una vez por semana para hacer arreglos y terminaciones. Luego, el camino continuó con nuevos desafíos. Actualmente trabaja de lunes a jueves en San Isidro y los viernes se lleva algunos vestidos a la casa para armarlos. “En dos días hago un vestido, se pone a la venta y, luego, cuando la novia lo elige se ajusta a su talle”, explicó Blanquita.

Han pasado muchos años luego de los cursos y del primer vestido que hizo que fue para los quince años de su hija. De a poquito fue creciendo. Blanquita contó que el padre Alejandro, párroco del barrio, le dio una máquina de coser de su madre porque ya no la podía usar. “No fue a cambio de plata, solo me pidió que le hiciera cien fundas de biblia”, recordó.

Hoy sigue su camino, contenta, satisfecha de haberse animado a dar aquel primer paso.  

Vestido de Novia confeccionado por Blanca Juarez
Las fotos de los vestidos fueron tomadas en el Taller Fátima


Foto de Novias al Garage

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