martes, 22 de enero de 2013

Cae la productividad laboral y ¿qué hacer con los jóvenes?

Del informe Tendencias Mundiales del Empleo para 2013 es posible extraer algunas conclusiones para intentar definir una política de empleo para la Argentina. Es muy preocupante, a escala global, la situación laboral de los jóvenes. Compartimos la noticia publicada en el sitio Urgente 24.

Una conclusión del informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) es que el crecimiento de la productividad laboral desaceleró  bruscamente en 2012.

Después de un repunte inicial tras la recesión de 2009, las inversiones  débiles y las perspectivas mundiales muy inciertas han frenado mayores aumentos en la productividad. Es especialmente preocupante a este respecto la tendencia de una desaceleración en la productividad laboral observada en ciertas regiones como América Latina (o sea que incluye a la Argentina) y el Caribe, lo cual sugiere que los progresos en la calidad del empleo registrados en estas regiones durante los últimos años pueden ser difíciles de mantener.
Es decir que el esfuerzo contra el empleo informal que prepararía nuevamente el Gobierno Nacional, no tendría buenas perspecticas si no ubica su foco en el aumento de la productividad laboral. "Es necesario que las autoridades ejecutivas adopten  políticas para recuperarse de la segunda recaída del empleo", advierte la OIT, y propone, en un escenario global:

Hacer frente a la incertidumbre para incrementar las inversiones y la creación de empleo. En particular en los países desarrollados, los responsables de la formulación de políticas necesitan abordar la incertidumbre política. Esto incluye ofrecer planes políticos más coherentes y predecibles, medidas para aumentar los ingresos disponibles a fin de fomentar un mayor consumo; la rápida implementación de reformas financieras dirigidas a restituir al sector bancario la función que le corresponde de apoyar las inversiones y otorgar créditos en particular a las PYME, los principales motores de la creación de empleo. También son necesarias estrategias creíbles de salida para aquellos países especialmente afectados por la crisis de la deuda, por ejemplo al reprogramar la deuda soberana y aligerar la  carga económica de los hogares.

Abordar los desajustes en el mercado de trabajo y promover el cambio estructural. Gran parte de la crisis del desempleo es cíclica. Sin embargo, los responsables de la formulación de políticas también necesitan abordar los problemas estructurales que se han intensificado con la crisis, como el desajuste entre la oferta y la demanda de competencias y ocupaciones. La recuperación débil e inestable ha agravado estos problemas en algunos países, y es probable que esto frene una futura recuperación del mercado laboral. Los gobiernos deberían intensificar los esfuerzos dirigidos a apoyar las actividades relacionadas con las competencias y la recapacitación a fin de reducir el desfase entre la demanda y la oferta de calificaciones y competencias laborales y abordar el desempleo de larga duración. Las medidas de reactivación y de orientación profesional deberían ser incrementadas. La crisis mundial ha reducido el ritmo del cambio estructural en muchas regiones en desarrollo, exigiendo políticas para mejorar la productividad y facilitar la movilidad de los trabajadores entre los sectores. Donde el empleo en la agricultura es especialmente importante, los gobiernos necesitan adoptar medidas dirigidas a acelerar el crecimiento de la productividad en ese sector y diversificar las oportunidades de trabajo e inversiones en las zonas rurales.

Incrementar los esfuerzos para promover el empleo juvenil con atención especial en el desempleo por largo tiempo. Las tasas de desempleo juvenil elevadas, y en aumento, han fomentado las preocupaciones sobre una «generación perdida» con consecuencias negativas a largo plazo tanto para los mismos jóvenes como para la economía en general. Para hacer frente a estos desafíos, los responsables de la formulación de políticas deberían promover el empleo juvenil. La guía exhaustiva de la OIT sobre cómo hacerlo está contenida en el 'Llamado a laacción sobre la crisis del empleo juvenil', acordado por gobiernos, trabajadores y empleadores en la Conferencia Internacional del Trabajo de junio 2012. Además de las políticas macroeconómicas a favor del empleo y de las políticas activas del mercado laboral, se consideran particularmente pertinentes 3 tipos de intervenciones:

1)  incrementar la empleabilidad de los jóvenes a través de medidas como reforzar los vínculos entre la educación, la formación y el mundo del trabajo, incluyendo las pasantías; mejorar el acceso de los jóvenes a la información sobre las oportunidades profesionales, apoyar la búsqueda de empleo y los sistemas de garantías para los jóvenes;

2) estimular la iniciativa empresarial de los jóvenes; y

3) promover las normas del trabajo y los derechos de los jóvenes garantizando que disfruten de igualdad de trato y se les concedan sus derechos en el trabajo, incluyendo el derecho de sindicación y a la negociación colectiva, y garantizarles una protección social adecuada.

Los jóvenes continúan gravemente afectados por la crisis. En la actualidad, unos 73,8 millones de jóvenes están desempleados a nivel mundial y es probable que la desaceleración en la actividad económica empuje a otro medio millón al desempleo para 2014. Se estima que la tasa de desempleo juvenil –que ya había aumentado hasta 12,6% en 2012– incrementará hasta 12,9% para 2017. La crisis ha mermado drásticamente las perspectivas del mercado laboral para los jóvenes, ya que muchos experimentan el desempleo de larga duración desde su ingreso en el mercado laboral, una situación que no había sido constatada durante las contracciones cíclicas anteriores. 

En la actualidad, alrededor de 35% de todos los jóvenes desempleados ha estado sin empleo durante 6 meses o más en las economías avanzadas, frente a 28,5% en 2007. Como consecuencia, un número cada vez mayor de jóvenes ha perdido la motivación y ha abandonado el mercado de trabajo. Entre los países europeos, donde este problema es especialmente grave, alrededor de 12,7% de todos los jóvenes no trabaja ni estudia, ni recibe formación, una tasa que es casi dos puntos porcentuales más alta que antes de la crisis. Estos períodos de desempleo tan largos y el desaliento al comienzo de la trayectoria profesional de una persona perjudican además las perspectivas a largo plazo, ya que las competencias profesionales y sociales se degradan y no se acumula experiencia laboral.

INFORMACIÓN ADICIONAL

Fuente: Urgente24.com 

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