domingo, 7 de octubre de 2012

Tiempos de cambio para las organizaciones

Nuevos Desafíos. Para las miles de organizaciones que funcionan en Argentina corren tiempos de cambios. Aunque con matices, especialistas y protagonistas de este vasto universo ponen la mira en la necesidad de diversificar las fuentes de financiamiento y avanzar en un nuevo marco legal. En el mientras tanto, muchas debieron repensarse, reconvertirse y apelar a la creatividad.

De un lado se encuentran la capacidad movilizadora y solidaria; la innovación y la flexibilidad en sus estrategias de acción; la creatividad y eficacia en el uso de recursos, que por lo general son escasos, y el fuerte compromiso de sus miembros. Del otro se ubican los bajos niveles de sustentabilidad financiera; la alta fragmentación; la carencia de interlocutores representativos para vincularse con otros actores, y la falta de un marco legal y específico. Allí, con un pie en un lado y un pie en el otro, hacen equilibrio las organizaciones de la sociedad civil (OSC), tanto las más jóvenes como las más añejas, las que fueron vitales frente al retiro del Estado en los años ’90 y las que, luego, supieron articular con un sector público más presente y con uno privado con incipiente interés en la responsabilidad social.

Élida Cecconi es directora ejecutiva del Grupo de Análisis y Desarrollo Institucional y Social (Gadis), dedicado al estudio y fortalecimiento de las organizaciones de la sociedad civil. Para ella, los principales problemas que enfrentan las OSC son “la ausencia de un marco legal propio, los nuevos condicionamientos impuestos por la Inspección General de Justicia, que resultan de imposible cumplimiento para las organizaciones de base, la imposición de las mismas obligaciones impositivas que a una empresa” y la falta de incentivos fiscales para las donaciones.

“La reforma del marco legal y fiscal es una cuenta pendiente muy importante. Se necesitan políticas diferenciadas y un marco regulatorio propio para que las organizaciones funcionen, tributen y rindan cuentas”, sostiene Guillermo Correa, coordinador ejecutivo de la Red Argentina para la Cooperación Internacional (Raci).

Para Juan Luis Díaz, director ejecutivo de la Fundación para el Desarrollo en Justicia y Paz (Fundapaz), existen “una serie de requisitos y mecanismos burocráticos que son más adecuados para empresas que para organizaciones sociales como las nuestras”.

En tanto, desde la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer (Feim) coinciden en identificar a “los crecientes requisitos formales de la IGJ y la Afip como los principales escollos para las instituciones y objetan los “mayores gastos” que deben ser destinados a certificaciones notariales y contables”.

Pablo Marsal, licenciado en Organización y Dirección Institucional de la Universidad Nacional de San Martín y consultor para entidades sin fines de lucro, advierte que “mejorar la formalidad y la transparencia de las organizaciones es positivo, siempre y cuando el Estado ayude a las más débiles. Si no, se convierte en una especie de darwinismo en el tercer sector”.

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Fuente: Revista Tercer Sector

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