En un agradable día de otoño, algo fresco y con un típico paisaje de hojitas caídas, la Escuela Taller Fátima recibió, el jueves 26 de mayo, la visita de Pilar Peña, integrante de la comunidad de base de Frankfurt, Alemania. El propósito de su visita fue reencontrarse con las personas y el trabajo que se realiza en el taller y actualizarse con las novedades. Además de traer una donación de los amigos alemanes que colaboran con el proyecto Fátima.
Viendo el trabajo en el taller de costura |
La comunidad de Frankfurt es un grupo de vecinos que brinda su apoyo desde hace varios años al proyecto del Taller Fátima. La organización realiza diferentes acciones para generar recursos, especialmente económicos, que permiten efectuar distintas iniciativas, ya sea compra de materiales, máquinas, herramientas o actividades recreativas, como las que se están realizando los días viernes en el marco del proyecto “Nuestro Lugar”.
Pilar es española, pero desde hace 15 años vive en Frankfurt, la quinta ciudad más grande de Alemania y donde cada año se celebra la mayor feria comercial de libros del mundo. Este es el segundo viaje de Pilar a la Argentina para visitar el taller. Su trabajo como azafata de la aerolínea Lufthansa le permite la oportunidad de sumarse en algún vuelo que la acerque por estas latitudes cada vez que puede.
El jueves, el día transcurría con normalidad en el taller, pero también con expectativa. Hacia un par de días que sabían que recibirían la visita de Pilar y las ganas de conocerla y agradecerle se podía sentir. Un cartel a colores en la entrada decía: “Bienvenida Pilar y en vos a todos los amigos alemanes solidarios. Escuela Taller Fátima”. A eso de las 15:30hs, el recorrido comenzó por el taller de costura donde pudo conversar con las adolescentes que aprenden el oficio.
Luego, fue el turno de ver el trabajo que realizan los chicos del taller de carpintería. Allí, los alumnos le mostraron diferentes proyectos en los que están trabajando: una mesa de luz, mesas ratonas, bibliotecas, fueron algunos de los objetos creados por los chicos. Entre tímidos y divertidos, además de contarle lo que aprendían como valores de solidaridad y compañerismo, también le preguntaron a Pilar sobre su trabajo como azafata, hasta sobre el precio de la comida y de la vivienda en Alemania.
La recorrida continuó nuevamente por el taller de costura, pero entonces para charlar con el grupo de mujeres que se están capacitando. “¿Cuál es la razón que las impulsó a estar aquí?”, preguntó Pilar. “Me gusta coser”; “me sirve para tener una salida laboral”; “me permite generar un ingreso”, fueron algunas de las respuestas. La mayoría le contó que llegó al taller por referencias de amigas o parientes que ya estuvieron.
Almohadones, pantalones y canguritos para bebé fueron algunos de los trabajos que les mostraron. Las alumnas, por su parte, también se interesaron por conocer cómo funciona la educación en Alemania y si existen lugares como el taller Fátima.
“Yo creo que el trabajo que hace el Taller Fátima es único en el mundo”, dijo Pilar en su inconfundible acento español. Contó que ha estado en muchos otros lugares donde se realizan proyectos sociales pero que nunca ha vista algo como lo que realiza el taller.
La nota de color fue de Mili, una alumna de 12 años del taller de costura del turno mañana, que fue especialmente para conocer a Pilar y que se interesó por aprender algunas palabras en alemán. “Anótame acá como se dice hola, chau, papá…”, le pidió mientras le daba un pedacito de papel que suelen utilizar para hacer moldería. Hasta ensayaron una pequeña conversación.
La tarde se había ido y ya el frio otoñal se hacía sentir más. Un café caliente y bocadito de pastafrola mediante Teresa, coordinadora del taller, y Pilar conversaron sobre la visita y otros proyectos que se están realizando, como la página web del taller. También le entregó algunos regalos hechos por los chicos en agradecimiento a su visita.
En un momento, por la ventana se agitó una manito y se escuchó un: “Chus” (tschau, que en alemán significa chau) de Mili. Un gesto que generó una sonrisa y que, de alguna manera, expresa el agradecimiento a todas las personas que a 12.000 kilómetros en Alemania están contribuyendo con su solidaridad a generar oportunidades.
Visitando el taller de carpintería |
El árbol mural de "Nuestro Espacio" mantiene los colores en el otoño |
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