América
Latina enfrenta el escenario de incertidumbre sobre la economía global este
2012 con el aval de ser una región donde prevaleció el crecimiento económico y
se lograron las tasas de desempleo urbano más bajas en décadas. Pero los
jóvenes, con índices de desocupación e informalidad elevados, posiblemente
tengan dificultad para ver el futuro con optimismo .
El desempleo
y el subempleo juvenil impiden aprovechar el potencial de la generación mejor
formada y educada que hemos tenido . En nuestra región, la tasa de desempleo
urbano de los jóvenes es del 14,9% , el doble de la tasa de desempleo general
de 6,8%, según estimaciones de la OIT. Al mismo tiempo, 60 de cada 100 personas
entre 15 y 24 años que buscan trabajo terminan en empleos informales.
El
desaliento generado por la escasez de empleos decentes lleva a muchos jóvenes a
la inactividad. Alrededor de 20% de los 106 millones de jóvenes
latinoamericanos no estudian ni trabajan .
Si la
sociedad no crea empleos para los jóvenes, tienden a perder la confianza en las
instituciones democráticas . Por otra parte, el progreso económico y social es
insostenible si no se asume el desafío político de generar mejores
oportunidades para los jóvenes.
Estamos
frente a un problema estructural. El crecimiento económico es determinante pero
no suficiente para resolverlo.
El empleo
juvenil requiere de medidas específicas para hacer frente a los retos que se
plantean. Al Estado le corresponde el papel de generar las políticas adecuadas,
y a los interlocutores sociales, a los empleadores y trabajadores, apoyarlas
con decisión. Hay un abanico de opciones: Hacer de la generación de empleo
juvenil una prioridad en la agenda del diálogo social.
Apoyar el
espíritu emprendedor de los jóvenes para que pongan en práctica sus propias
iniciativas a través de sistemas de micro crédito.
Dar
eficiencia y cobertura a los servicios de empleo, sitios digitalizados,
oficinas donde se de a los jóvenes información en tiempo real sobre
posibilidades inmediatas de enganche.
Debatir
sobre la educación necesaria para que se articule mejor con el mercado laboral,
estimule la innovación, recalifique la mano de obra y facilite la certificación
de competencias.
Autor: Por Elizabeth Tinoco directora regional para las Américas de la Organización Internacional
del Trabajo
Fuente: Clarín
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