El Centro de
Estudios en Políticas Públicas (CEPP) llevó a cabo en 2011 un estudio sobre las
relaciones entre los jóvenes, la escuela secundaria y el mercado de trabajo que
arribó a conclusiones coherentes con las expuestas días atrás por el BID.
Gustavo
Iaies, director del CEPP, le contó a Clarín que en el marco de aquella
investigación, un director de Recursos Humanos señaló que entre los jóvenes que
hoy se insertan en el mercado laboral, los buenos son mucho mejores que los de
hace veinte años, son más creativos y flexibles, pero que la mayoría de ellos
tiene enormes dificultades para adaptarse a una organización y no soportan
normas que no sean las propias.
¿Qué está pasando?
Esta es la respuesta de Iaies: “Llegaron al mercado los egresados de una
educación que quisimos cambiar, en las escuelas y en las casas, en los últimos
30 años. Nos peleamos con la escuela que tuvimos. Creímos que la prolijidad, la
ortografía, el orden, los horarios, no eran valores tan importantes como la
creatividad, la innovación, el espíritu crítico. Y era cierto que necesitábamos
un nuevo equilibrio entre ‘la escuela del orden y la de la libertad’. Algo
similar ocurrió en las casas. Los chicos ganaron. Son más libres, defensores de
sus derechos y de su calidad de vida. Pero el mercado laboral los confronta con
una realidad que no pueden adecuar a sus ideas o necesidades. Tienen demandas
mucho más duras que las que tuvimos y se han formado en ámbitos mucho más
flexibles y tolerantes. El contraste es duro”.
Por su
parte, Nancy Montes, investigadora del Área de Educación de la Flacso, señala
que si bien en los últimos años aumentó la presencia de los jóvenes en las
escuelas y disminuyó el porcentaje de los que teniendo edad para ir al colegio
se encuentran trabajando, todavía subsiste un desencuentro entre lo que los
jóvenes esperan de la escuela, lo que los docentes esperan de ellos y lo que
efectivamente puede promover la escuela con su conformación actual.
En tanto,
dice Montes, aunque ha disminuido, el empleo no registrado sigue siendo alto,
sobre todo entre los jóvenes que recién egresan. “Y un estudio reciente
realizado por el INET en el que se encuestó a egresados de escuelas técnicas de
todo el país, demostró que la mayoría de los jóvenes se había insertado en espacios
laborales que poco aprovechaban sus habilidades y sus conocimientos”, dice la
experta. Y agrega que hay un reclamo persistente sobre lo que la escuela no
hace que no siempre está acompañado por señalar con justicia lo que el mercado
de trabajo –el conjunto de empleos disponibles– no posibilita.
“Quienes han
analizado temas de justicia social, por ejemplo, Francois Dubet, que estuvo en
la Argentina el año pasado, llegaron a la conclusión (luego de comparar las
condiciones de vida y el acceso a la educación en varios países) de que se
avanzó mucho más en materia educativa que en otros campos que hacen al
bienestar de las personas”, afirma Montes.
De todos
modos, señala la especialista, esta situación también pone nuevas demandas
sobre la mesa y retoma las asignaturas pendientes. Entre ellas, que todos los
jóvenes de la región puedan finalizar la escuela secundaria, que se realicen
cambios necesarios en la matriz de una escuela que se pensó para pocos, y que
la escuela dialogue con el mundo de la cultura.
Fuente: Clarín
Información
adicional
Junio 2011 –
Centro de Estudios en Políticas Públicas
A lo largo
de este informe se realiza un diagnóstico de la situación actual de la
Educación Secundaria y en particular del modo como ésta impacta en la inserción
laboral de los jóvenes. Para ello, se analiza la estructura del sistema
educativo, las modificaciones implementadas sobre este nivel en los últimos
años, y las tendencias de la matrícula según diferentes ofertas propuestas.
El documento
forma parte del proyecto “Evaluación de desempeño de los sistemas de educación
y formación” en Argentina.
Agosto 2011 –
Pagina/12
Ir a buscar
trabajo en bermudas y ojotas. O avisarle al superior de un faltazo por SMS. Los
jóvenes llegan a un mundo completamente diferente al de su cultura. Y se
extrañan porque sus empleadores se extrañan de que no se adapten a las normas.
Un estudio muestra cómo es esta nueva relación.
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