Todas las
mujeres que enfrentan la maternidad a solas precisan de una herramienta
indispensable: la fortaleza. Es que ellas deben dividir su tiempo para ejercer
dos roles: por un lado, el cuidado y la educación de sus hijos sumado a las
exigencias propias de las tareas domésticas, y por el otro, como jefas de
hogar, presionadas por la responsabilidad de velar por la economía hogareña.
Cuando esta
situación se encuentra agravada porque la madre vive en un ámbito de pobreza
donde predomina la falta de estudios, la precarización laboral y los frágiles
vínculos familiares (ya sea por tener familias fragmentadas o parejas basadas
en uniones de hecho), la vulnerabilidad de la madre y el hijo se multiplican.
Según datos
del Observatorio de la Maternidad, son jefas de hogar con hijos el 30,9% de las
madres indigentes, el 17,8% de las que están en situación de pobreza y el 13,5%
de las no pobres. Las dificultades comienzan en la búsqueda de un empleo de
calidad ya que casi la mitad de las madres solteras tiene un trabajo no
calificado y más de un tercio de las separadas y divorciadas no son alcanzadas
por los beneficios de un empleo registrado.
Katerin, con
21 años, forma parte de ese grupo de mujeres todoterreno que ejerce esos dos
roles y otros más, ya que está estudiando para terminar la secundaria y
recientemente fue ascendida en el servicio de catering donde trabaja. Pero no
fue todo color de rosas en su vida, ya que debió armarse de resiliencia para
caminar cuesta arriba y derribar el sinfín de obstáculos que implicaba criar
una hija sin pareja ni vínculo familiar y siendo una adolescente.
Ella
recuerda pocas cosas de ese día, pero sí tiene grabada a flor de piel la desesperación
que sintió. Esa mañana fría de junio, antes de ir a la escuela, Katerin temió
lo peor cuando fue a comprar un test de embarazo. Una hora más tarde, su cuerpo
de 15 años le notificaría que se convertiría en madre.
A pesar de
la titánica tarea que implica ser madre en soledad, un reciente estudio del
Observatorio de la Maternidad demuestra que esta modalidad es una tendencia en
alza de los últimos veinticinco años. Mientras que en 1985 se hallaban sin una
pareja estable el 6,7% de las madres, en 2010 lo estaban el 14,7% de ellas.
La
monoparentalidad, a pesar de tratarse de un desafío tanto para hombres como
para mujeres, que alcanza a una de cada cinco familias en el país, parecería
tener rostro de mujer ya que, según el observatorio, casi nueve de cada diez
hogares monoparentales tienen a una madre en su jefatura.
Sin pareja
Entre las
razones por las cuales las madres no tienen pareja para compartir el cuidado de
los hijos aparece el abandono por parte del padre, y también como resultado de
las separaciones o divorcios (8%), porque son madres solteras (5,4%) o han
quedado viudas (1,3%), según cifras del observatorio.
"Es
difícil ser chica, ser madre y tener que madurar de repente", dice Katerin
que a pesar de tratarse de un embarazo no deseado producto de una violación de
su padrastro tomó la decisión de ser madre. "Hay un montón de cosas que
dejé de lado por mi hija", declara, mientras recuerda con lágrimas cuando
se escapó de su casa en Florencio Varela, cómo fue a vivir de prestado en casas
de amigas, y las tardes en que salía a buscar cartón en el carrito con su beba
de dos años y medio.
Pero Katerin
no está completamente sola. Su vida dio un giro gracias a la contención que
recibe desde hace tres años en el Hogar Padre Moledo de la Fundación Nuestra
Familia, que aloja en su casa de Parque Patricios a 10 mamás solas de entre 13
y 21 años. Celia Beatriz Lottini, presidenta del hogar, explica que estas
madres están solas porque en general fueron abandonadas tanto por sus familias
como por el padre de sus hijos.
"La
población que atendemos es muy vulnerable en el plano socioeconómico. Pero no
influye el hecho de la falta de dinero ya que también hay madres solas en otros
sectores. Aunque es cierto que en el hogar hay una característica que las une:
todos los embarazos fueron no deseados". Y agrega: "Puedo contarte
con los dedos de las manos las veces que ha aparecido una figura paterna
importante con respecto a los nenes que hemos tenido", explica Lottini.
Precariedad educativa y laboral
Carina
Lupica, coordinadora del Observatorio de la Maternidad, hace hincapié en los
estudios alcanzados por las madres: mientras la madre soltera es generalmente
más pobre y con un alto grado de vulnerabilidad, entre las madres separadas o
divorciadas -numerosas de clase media o media alta- "hay muchas que tienen
estudios universitarios completos y son profesionales y reciben buenos
ingresos, y además por lo general reciben ayuda del padre de los niños".
Justamente,
la mitad de las madres del hogar Moledo no terminó la secundaria. "Existen
dificultades propias de la pobreza como el difícil acceso a la educación, la
atención sanitaria y la transmisión cultural de la población de barrios
marginados que hace aún más difícil su inserción laboral", dice Lottini.
Norma
Beatriz González, de 19 años, también vive en el hogar, actualmente trabaja
como empleada doméstica en casas de familia y tuvo que dejar sus estudios
cuando tuvo a su hija, Francesca. "Se me complicaba con los horarios del
colegio tener dónde dejarla y cómo mantenerla", dice González, y luego
añade: "Me bajoneó no sentir apoyo de familiares. Bancártelo sola es
difícil, y por eso hacés lo que podés".
Las chicas
que residen en el hogar llegan por derivaciones de la provincia de Buenos
Aires, principalmente de La Matanza. Por eso la fundación tiene un convenio de
becas con la provincia para cubrir una parte de los gastos de la casa.
Existen
otras propuestas desde el Estado para brindar contención a las madres solas
sumidas en la pobreza, ya que de ellas depende algo tan esencial como el
cuidado de la primera infancia.
En este
sentido, Pablo Roviralta, presidente del Observatorio de la Maternidad,
sostiene que se han dado señales concretas con la Asignación Universal por Hijo
(AUH), "pero resulta necesario profundizar esta dirección y hacerla una
política de Estado".
"Los
desafíos son muchos y uno de los más grandes tiene que ver con ser el único
sostén del hogar, por lo que necesitan trabajar y al mismo tiempo ocuparse de
la crianza y el crecimiento de los hijos. Por ese motivo no sólo tenemos
programas que facilitan la inclusión laboral, sino que también brindan
soluciones adecuadas a la atención de sus hijos mientras trabajan o se
capacitan", dice Carolina Stanley, ministra de Desarrollo Social del
gobierno porteño (ver recuadro).
Precariedad educativa y laboral
María
Fernández, de 45, está sentada en una reposera vendiendo pan, bizcochos, scones
y pastaflora sobre una de las transitadas calles de tierra de la villa 31.
Desde hace tres años que es viuda y tiene a su cargo a cuatro hijos. Como si
fuera un recordatorio que quisiera hacerse, está sentada frente al Centro de
Madres y Adolescentes Solas de la villa, al cual asiste semanalmente.
"Estoy a cargo de mis cuatro chicos, desde hace años que estoy en la villa
y no recibo la ayuda de nadie", dice Fernández. Afortunadamente, su hijo
mayor de 23 aporta económicamente en el hogar.
Ella enumera
sus obligaciones diarias, desde acompañar a su hija más chica a la primaria
todos los días pasando por preparar una comida casera al mediodía y por las
noches para sus hijos, seguido por ocuparse de su emprendimiento de venta de
comida a la calle, y hasta lavar la ropa, planchar y coser botones cuando
encuentra un hueco de tiempo. Y como si esto fuera poco, se propuso terminar la
primaria y está cursando séptimo grado. Revoloteando sus manos, que aún
acarrean su anillo de casada, dice con resignación: "Todo me cuesta más
ahora que no está el padre de mis hijos".
No hay
ningún estudio que demuestre que necesariamente las madres solas son más
vulnerables a la pobreza que las que están en pareja. Sin embargo, en los hechos
hay una sola persona para remar contra la adversidad en vez de dos, y según
especialistas aún persiste una desigualdad de género para las mujeres en el
mercado laboral: ellas siguen ocupando puestos de menor rango o calidad, o
reciben menos ingresos.
"Si se
trata de madres pobres o vulnerables a la pobreza, las políticas públicas
pueden ser la AUH o una beca escolar para los hijos, por ejemplo. Pero si se
trata de madres con mejor situación socioeconómica hay que incluir respuestas
como el acceso a la vivienda o la formalización de los empleos", dice
Lupica.
Desde 2005
que Carina Corbalán trabaja en la villa 31 desde la Fundación el Pobre de Asís.
"La presencia paterna desde el aporte económico esta cada vez más
retirada. Hay mucho abandono no sólo hacia los hijos, sino también hacia sus
mujeres", afirma Corbalán. Además cuenta que las madres de la villa suelen
tener muchos hijos y se ven tironeadas entre salir a trabajar para cubrir sus
necesidades económicas o quedarse cuidando a sus hijos porque "los planes
sociales no alcanzan para las familias. En general las madres suelen priorizar
a sus hijos ante todo. Y salir adelante depende, en definitiva, de la fortaleza
y la personalidad de la madre", piensa Corbalán.
El caso de los inmigrantes
En el caso
de las mujeres inmigrantes, la situación de vulnerabilidad es aún mayor. Es muy
común que los jefes de familia de países limítrofes vengan acá a trabajar,
luego traigan a sus mujeres y sus hijos, desarraigándolas de su entorno, y
luego las abandonen.
Ese es el
caso de María Orellana, de 43 años, que vino desde Bolivia con su marido y
ahora esta sola en la villa 31 criando a sus cuatro hijos. "Nadie me
ayuda", dice Orellana y cuenta que su marido era "muy machista, me
golpeaba y no me daba la plata". Actualmente para vivir recibe el subsidio
Ciudadanía Porteña Con todo Derecho y trabaja como ayudante en la feria de la
villa los fines de semana.
"Yo
creo que la vulnerabilidad a la pobreza de muchas mujeres en la Argentina se
debe a la falta de independencia o ingresos propios, más allá de su situación
conyugal. No terminar los estudios secundarios o ser inactiva (no participar
del mercado de trabajo) pone en riesgo de pobreza a cualquier mujer, tenga o no
hijos, esté casada o no", dice Lupica, que cree necesario seguir
investigando sobre la situación de las madres solas para derribar concepciones
tradicionales de esta conformación familiar que crece día a día. "Sólo
conociendo más la realidad y las necesidades de estas mujeres podremos
aportarles soluciones verdaderas desde las políticas", agrega.
Más allá de
las exigencias que implica ser madre, la maternidad sigue siendo un elevado
anhelo para casi toda mujer. Katerin se toma muy en serio el rol de madre.
Actualmente está a punto de egresar del hogar, pero se va a quedar en Parque
Patricios para que su hija pueda continuar en la misma escuela. "Será
cuestión de tiempo hasta poder alquilarnos un departamento por la zona así
puedo acompañar a mi hija caminando hasta la escuela", dice Katerin,
mientras sigue soñando con crecer profesionalmente.
AYUDA ESTATAL PARA LAS MADRES SOLAS
A partir de
estos indicadores que revelan una fuerte tendencia a que sean mujeres solas las
que están a cargo del hogar, La Nación pidió a los ministerios de Desarrollo
Social de la Nación y de la Ciudad que enumerasen cuáles son los apoyos sociales
existentes para brindar contención a este grupo. Sólo recibimos respuesta del
Ministerio de Desarrollo Social de la ciudad. Además, la ministra Carolina
Stanley agregó: "Es fundamental que el Estado brinde apoyo a las mujeres
solas, ya que acompañarlas y contenerlas en su maternidad ayuda en la
construcción del vínculo madre e hijo. Desde el ministerio se trabaja para
promover una real igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres".
A
continuación enumeramos los programas de la ciudad de Buenos Aires para las
mujeres con hijos en situación de vulnerabilidad:
1) Programa
de Alojamiento y Albergue Hogar Eva Duarte para mujeres jóvenes de entre 15 y
18 años embarazadas o con hijos de hasta 18 meses.
2) Programas
de subsidio económico
Es una batería
de programas de subsidios económicos que contemplan:
Atención
para Familias en Situación de Calle, con fines exclusivamente habitacionales.
Ciudadanía
Porteña Con Todo Derecho: tiene como objetivo asegurar un ingreso mínimo a los
hogares de la ciudad en situación de pobreza o indigencia, para comprometer la
asistencia escolar de todos los niños y jóvenes y la realización de los
controles de salud.
Estudiar Es
Trabajar: ofrece a los jóvenes un subsidio para facilitar la conclusión de los
estudios secundarios/universitarios.
Ticket
social: busca asegurar el acceso a productos de primera necesidad (alimentos,
productos de higiene personal, limpieza y combustible para cocción) a las
familias residentes en la Ciudad que se encuentran en situación de pobreza.
Nuestras
Familias: brinda ayuda económica a familias en situación de vulnerabilidad
social.
3) Programa
de inclusión, desarrollo y capacitación
Entre los
que se encuentran los Centros de Primera Infancia (CPIS); los Centros de Acción
Familiar (CAF), que promueven el desarrollo integral de niños/as y adolescentes
a revés de su inclusión en espacios institucionales de sociabilización, y un
Programa de Formación e Inclusión para el Trabajo, que brinda formación y
capacitación laboral, asistencia técnica, económica y financiera para el
desarrollo de unidades productivas.
4) Programa
de Lactancia
Desde 2009
donde se promueve, a través de la campaña Amamantar, a los empleadores a tomar
conciencia sobre la importancia de promover la lactancia materna en los lugares
de trabajo y fomentar el desarrollo de los empleados en su rol como
trabajadores y padres. La campaña la realizaron junto a Fundalam (Fundación
Lactancia y Maternidad).
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