No vienen a
plantear soluciones mágicas ni utopías impracticables. De hecho existen
movimientos religiosos y sociales que desde siempre vienen implementando un
modelo de producción centrado en el desarrollo de los grupos más vulnerables.
Sin embargo,
en un mercado que cada vez muestra más grietas a la hora de generar igualdad de
oportunidades y una redistribución equitativa de las riquezas, las empresas
sociales se están abriendo camino al demostrar que es posible ser rentables y
cuidar el medio ambiente, a la vez que contribuyen a solucionar problemas
sociales latentes.
Cooperativas,
emprendimientos productivos que surgen de organizaciones sociales, fábricas
recuperadas y empresas de comunión son sólo algunos ejemplos de esta nueva
economía con rostro humano.
"Los
problemas sociales y ambientales que tenemos hoy en el mundo son de tal
magnitud que no hay gobierno alguno ni filantropía u ONG que puedan abordarlos.
Por eso, además de ellos necesitamos poner la fuerza del mercado para que cada
una de nuestras decisiones de compra y venta aporte a su solución",
explica Pedro Tarak, cofundador de Emprendia y primer representante de Avina en
América Latina.
Lo que
define a la empresa social es ser una iniciativa autosustentable que persigue
un objetivo social y no distribuye dividendos. Esto quiere decir que todas las
ganancias generadas son reinvertidas para la mejora del producto o servicio.
"A mí me gusta hablar de empresas comerciales creadas para resolver
problemas ambientales y sociales. Y donde las decisiones se centran en
respuestas a este tipo de problemas y el lucro financiero se convierte en
instrumento para tal fin", agrega Tarak.
Se podría decir que a grandes rasgos existen
dos tipos de empresas sociales: las que en su proceso productivo generan
oportunidades de empleo o de mejora de ingresos a personas en situación de
vulnerabilidad como pequeños productores, personas con discapacidad y jóvenes
en situación de riesgo o las que a partir de un negocio social generan
beneficios logrando que los sectores más pobres puedan acceder a productos y
servicios que son críticos para mejorar su calidad de vida, como la salud, el
acceso al agua o la vivienda.
Pero la
verdadera hazaña es que estas iniciativas asumen el compromiso - y también los
costos - de abrazar este cambio de mirada que modifica de manera esencial toda
la operación de su empresa, ya que incide en su forma de gobierno, en su cadena
productiva, en su relación con todos los grupos de interés o en cómo define sus
precios.
***
Mariela
Carrizo, de 29 años, con suéter de lana y chaleco rojo, mira concentrada los
cartones que tiene entre sus manos. Parecería que los acaricia mientras va
plegando los costados hasta armar una caja que luego será vendida en algún
local de Caro Cuore. Tiene síndrome de Down y en cada gesto de su cara deja
traslucir el placer que siente al sentirse útil. Vive en Los Polvorines, provincia
de Buenos Aires, y de lunes a viernes se toma dos colectivos y un tren para
llegar a las 8.30 a su trabajo en el Taller Protegido Barrio Parque Quirno, de
Hurlingham.
Ella junto a
otras 37 personas con discapacidad mental son el corazón de este proyecto que
se gestó en 1978 para darles una salida laboral después de que terminaran su
etapa escolar. Se agrupan en mesas para diferenciar las tareas en las que todos
se entregan con especial devoción. Con un orden que envidiaría cualquier
fábrica de producción, los trabajadores doblan, pegan, cortan y arman productos
de todo tipo y color.
"Priorizamos
los trabajos en función de la urgencia de los pedidos y nuestro principal
objetivo es conseguir que todas las manos estén ocupadas, más allá de que haya
un trabajo mejor pago, pero que deje a la mitad inactiva. Nosotros los
dividimos en 3 niveles en función de sus capacidades y les pagamos sueldo,
aguinaldo y vacaciones", explica María Busconi, presidenta del taller,
mientras acompaña con los ojos el trabajo que su hijo Daniel, de 50 años,
realiza con unas bolsas.
Cuando allá
por 2007 La Usina -una ONG liderada por la emprendedora social Bea Pelizzari
que tiene como objetivo promover un cambio de actitud con respecto a la
discapacidad- empezó a realizar un relevamiento de los talleres protegidos para
ver cuál era su realidad y la mejor manera de ayudarlos, el Taller Quirno fue uno
de los consultados. Con el diagnóstico a cuestas se hizo evidente que era
necesario mejorar su capacidad ociosa, reducir los costos de estructura y
ampliar la llegada barrial. Así fue como desde La Usina surgió la idea de
fundar la empresa social RedActivos, una suerte de alianza con 15 talleres
protegidos a los que darles escala, capacidad de gestión y la posibilidad de
llegar a grandes clientes. "Conocer a RedActivos nos cambió la vida porque
nos hizo pensar en cuánto nos cuesta producir. Además, si no fuera por ellos
nosotros jamás hubiéramos podido llegar a empresas como Unilever, DirectTV o
YPF", explica Busconi.
Hoy,
RedActivos se dedica a la venta y distribución de productos y servicios
generados por personas con discapacidad que logran, así, aumentar sus
oportunidades laborales y libertad económica. De esta forma comercializan
artículos como portadocumentos, centros de mesa, cajas navideñas, servicios de
catering, manteles descartables de papel, y cajas de cartón y ecobolsas, entre
otros.
"Lo que
te pasa con las empresas sociales es que siempre podés perder el foco porque el
objetivo no es vender más, entonces la decisión sobre qué productos hacer es
básica. En este tipo de proyectos el índice de facturación no es tan
representativo del desarrollo de la empresa social, sino que el valor más
importante es poder darle un trabajo digno a la mayor cantidad de
personas", afirma Paula Cardenau, presidenta de RedActivos y Advisor en
Ashoka en negocios sociales.
La
innovación del proyecto consiste en haber logrado la articulación de diferentes
actores que aportan lo suyo para valorizar el trabajo de las personas con
discapacidad: los talleres protegidos, las universidades que transfieren su
conocimiento, los voluntarios corporativos que dan capacitación a los
emprendimientos, las empresas cliente que compran a la red y los inversores que
facilitan el acceso al dinero para la compra de materias primas, insumos o
logística.
Después de
un camino recorrido, RedActivos cuenta con más de 60 clientes, da trabajo a 450
trabajadores con discapacidad y ha conseguido que más de 500.000 personas
consumieran un producto elaborado por personas con discapacidad. "El desafío
más grande de la empresa social es que todos los grupos vulnerables necesitan
de un acompañamiento mucho más personalizado y eso genera costos mucho más
altos", agrega Cardenau, mientras reconoce que si bien pensaron que lo más
difícil iba a ser conseguir empresas que les compraran los productos,
actualmente su foco está puesto en contactar a más talleres protegidos para
sumar a la red.
RedActivos
forma parte de un movimiento que está dando nacimiento a una nueva economía que
está redefiniendo las reglas de juego del mercado. "Hoy las empresas están
redirigiendo su capacidad de compra a emprendimientos que tienen un foco
diferente, otro valor agregado. Y el producto que generamos también tiene un
impacto en el consumidor porque le cambia su mirada sobre la persona con
discapacidad y ahí vas ganando escala", concluye Cardenau.
***
Una de las
mayores dificultades de las empresas sociales es conseguir el capital inicial
necesario para poder poner en marcha su idea. Para eso, todos los entrevistados
señalan que es necesario crear mecanismos creativos de financiamiento que se
adecuen a las necesidades particulares de este tipo de emprendimientos.
"Todos
los desocupados tenemos que cargar con el estigma de que queremos subsidios o
vivir de arriba, cuando en realidad lo que necesitamos es financiamiento para
poder arrancar nuestro proyecto. Por suerte nosotros recibimos ayuda del GCBA,
del Ministerio de Trabajo de la Nación y del Ministerio de Relaciones
Exteriores de Italia", cuenta Cristina Mangravide, presidenta de la
Cooperativa Los Pibes del Playón.
A una cuadra
de la Bombonera y a 2 de Caminito, una pareja de turistas brasileños entra en
un negocio a comprar alfajores Porteñitos y cajas de madera para llevarse un
recuerdo de sus días porteños. Lo que no saben es que al hacerlo están
contribuyendo con el bienestar de las familias de las 22 personas que integran
esta cooperativa.
Este local a
la calle en el que se realiza venta directa, también tiene fabricación a la
vista. Allí se puede apreciar a las cocineras cortando la manteca o hundiendo
sus manos en los tachos industriales de dulce de leche.
Mangravide
fue operadora de PC y cuando no tuvo lugar en el mercado laboral abrió un
merendero en 2001 cuando la crisis golpeaba con toda su fuerza.
"Yo
siempre tuve en mi cabeza que acá tenía que haber una fábrica de alfajores como
hay en la costa argentina. Lo nuestro nació siendo un espacio para adolescentes
y terminó convirtiéndose en una cooperativa de trabajo", explica
Mangravide, que primero empezó a producir en su casa, luego compartiendo
edificio con el merendero y actualmente, en un local que cumple con todos los
requisitos para poder funcionar.
Desde 2004
esta cooperativa emplea a madres con hijos que por diferentes motivos han
quedado excluidas del mercado de trabajo. Si bien tienen una capacidad de
producción de 7000 alfajores por semana están haciendo cerca de 1000 por mes
por falta de canales de comercialización.
Alfajores de
diferentes tamaños y sabores, budines y conitos de dulce de leche son los que
se exhiben en una mesa ni bien se entra al local. Además de la venta directa
aprovechan otros puntos, como hospitales, escuelas, ferias de productos y el
circuito de turismo.
"Queremos
utilizar el turismo como herramienta de inclusión social y desarrollo local.
Por eso formamos parte de la Red BB La Boca y Barracas de Turismo Sostenible,
que ofrece cinco recorridos alternativos a Caminito", explica Mangravide,
mientras espera a un grupo de 20 turistas que está por llegar para conocer el
emprendimiento.
De lo único
que se queja es de la falta de una normativa legal y fiscal específica para
este tipo de emprendimientos. "Por ejemplo, nosotros pagamos los mismos
impuestos que una empresa como Havanna cuando ellos tienen costos mucho más
bajos que nosotros. Por eso apuntamos al comercio justo, a una relación directa
con el consumidor y al contacto cara a cara", aclara.
Mangravide
está orgullosa de poder decir que ha aprovechado cada centavo que recibió para
financiar el proyecto. Todo lo invirtieron en maquinarias e infraestructura, y
lo poco que ganan lo reinvierten y se esfuma en el pago de los gastos fijos,
que son $ 10.000 por mes. "Queremos tener una fábrica propia porque acá
estamos invirtiendo en un espacio que no es nuestro y que el día de mañana
cuando se nos termina el alquiler, lo tenemos que abandonar. Si alguien nos
diera un crédito para comprar un terreno podríamos empezar a construir la
fábrica que tanto añoramos", dice Mangravide, quien como el resto de las
trabajadoras cobra el Plan Autoempleo del gobierno porteño.
"Todavía
no tenemos un ingreso digno pero sí la dignidad", dice entre sonrisas esta
emprendedora, para la que Porteñitos más que un producto es una apuesta de
vida.
***
Otra
particularidad de los negocios sociales es su modelo de gobierno que se
caracteriza por involucrar activamente a los grupos afectados por el negocio
-clientes, socios, trabajadores- en las decisiones.
Quizás el
caso que mejor representa esta manera de gerenciar son las empresas
recuperadas, que empezaron a surgir después de la crisis de 2001.
Mónica
Acosta venía sospechando lo peor. Y no se equivocaba. Un día de 1996 la empresa
para la que trabajaba en Ushuaia, Aurora Grundig, se presentó en quiebra. Una
de las principales compañías fabricantes de lavadoras, televisores,
videocaseteras, encendedores Magiclick, casetes de audio y video sucumbía ante
el modelo de convertibilidad y el boom de los productos de los gigantes
asiáticos como China y Taiwan.
Así, de un
día para el otro, 750 empleados quedaron en la calle sin indemnización, con
salarios adeudados y con familias que mantener. ¿Qué podían hacer ante esa
realidad? Después de extensos debates, los empleados decidieron ocupar las
plantas por temor al vaciamiento de la empresa, y al tiempo, la UOM de Ushuaia
negoció con el gobierno y los ex directivos de la empresa la cesión en
usufructo de marca, maquinaria y establecimiento en manos de los trabajadores,
naciendo la primera empresa obrera autogestionada de la Argentina: Metalúrgica
Renacer SA.
"Era marzo
de 2001, las luchas se multiplicaban y de ser 2 o 3 ejemplos de fábricas
recuperadas pasamos a ser más de 200 en todo el país. Decidimos agruparnos como
cooperativa no por ser un ideal, sino porque era la única forma de salvaguardar
plantas y maquinarias. También buscamos respaldo en las organizaciones que
luchaban en el resto del país, como por ejemplo la CCC y la UBA con quienes
trabajamos con el proyecto de factibilidad de autogestión", cuenta Acosta,
actual presidenta de la cooperativa.
Ya se habían
organizado y la entidad agrupaba a 100 trabajadores históricos (a los que ya se
han incorporado otros 40 hijos de empleados), pero tenían que ponerse en marcha
de nuevo. "En 2004 retomamos las primeras actividades de producción y
actualmente fabricamos 1000 microondas diarios para NewSan, y cada tres meses
lotes de 5000 unidades de producción propia que son comercializados por
Garbarino o clientes de la provincia de Buenos Aires como la Cooperativa Obrera
o Ken Brown", dice Acosta orgullosa.
El espíritu
de la iniciativa es la autogestión compartida y eso se traduce en que todos
participan de todos los procesos. La estructura de gobierno de la cooperativa
es un consejo de administración constituido como el brazo ejecutivo de la toma
de decisiones. "Todo se decide en las asambleas general y se aplica la
democracia directa para discutir todos los temas: desde qué es lo que ingresa
como materia prima hasta cómo y cuánto se produce, a quién se le vende y cuánto
se reparte", agrega Acosta.
En este
momento, su principal proyecto es fortalecer sus producciones para mejorar los
beneficios y poder asegurar sus fuentes de trabajo en el tiempo.
***
Soñar es
fácil, lo difícil es poder llevarlo a la práctica. Porque el desafío de
promover el acceso a servicios críticos a precios accesibles puede redundar en
mayores costos de producción o de distribución, y poner en riesgo la viabilidad
del negocio. De esto es testigo Jorge Gronda que demoró más de 10 años en poder
hacer sustentable su proyecto Ser Cegin, orientado a dar una salud de calidad a
más de 100.000 personas excluidas.
Cuando en
1988 Gronda empezó a recibir cada vez más mujeres aborígenes de bajos recursos
en su confortable consultorio ginecológico de San Salvador de Jujuy porque no
las atendían en el hospital local, sintió que era una señal de alarma sobre el
sistema de salud pública en general. "El Cegin era un consultorio dirigido
a la gente incluida, ABC1, y de repente se empezó a llenar de gente pobre por
mis contactos con referentes locales. En un momento atendíamos en forma
gratuita al 70% de las mujeres y el modelo no se hizo sustentable. Casi nos
vamos al tacho. Y ahí nos dimos cuenta de que teníamos que pedirles que
empezaran a abonar un precio justo para poder pagarle a los doctores por su
trabajo", recuerda Gronda, que ha expandido su alcance para crear un
sistema de cuidado de la salud ofreciendo servicios de excelencia a bajo costo
dirigidos a los clientes que están en la base de la pirámide.
Hoy, Ser
Cegin es una red de proveedores de servicios de salud independientes, operando
con fines de lucro en sociedad con una fundación sin fines de lucro, la
Fundación Ser. Con este nuevo modelo, Gronda desafía la creencia argentina de
que los pobres reciben peor atención médica que los ricos.
Pero luchar
contra las leyes del mercado no fue fácil hasta que consiguieron armar un
modelo alternativo. "Fueron 10 años de un déficit terrible, subsistíamos
del descubierto del banco, pero la escala fue lo que hizo que el sistema
empezar a funcionar. Hoy en día las personas compran una tarjeta de adhesión a
un costo anual de 15 pesos que les permite acceder a servicios médicos y
medicamentos a precios ampliamente menores que los de mercado", agrega
Gronda, que con el tiempo fue convenciendo a otros consultorios privados de
todos los rubros de que era económicamente rentable atender a esta gran masa de
gente.
"Durante
20 años trabajamos para construir un sistema de salud que fuera lo más
inclusivo posible. Sin saberlo estábamos armando un modelo que luego coincidió
con algunos preceptos de empresa social", explica Gronda, que en 2012
quiere llegar a 200.000 socios y replicar el modelo en Brasil.
***
Gonzalo
Perrín nunca pensó que a sus 28 años iba a ser gerente de una empresa que
fabrica galletitas. Estudió hotelería, pero cuando conoció el movimiento de las
Empresas de Comunión (EDC) que se desprende de Los Focolares, se contagió de su
filosofía y no dudó en dejar todo y sumarse. Hoy dirige Pasticcino, una fábrica
que confecciona 900.000 galletitas por mes para acompañar el café, que
distribuye entre 15 cadenas de cafetería y tostaderos de café.
"Cuando
en 2007 mi papá que ya formaba parte del movimiento se asoció con Germán Jorge
-otro empresario de EDC- para crear una fábrica de galletitas, yo me hice cargo
del proyecto", explica Perrín, que durante todo 2008 llevó la producción a
su casa, hasta que a fines de ese año tuvieron acondicionado el galpón y habían
podido comprar toda la maquinaria adecuada.
Pasticcino
está en el Polo EDC Solidaridad que consta de 34 hectáreas en O'Higgins, donde
desde 1991 funcionan empresas que apuestan con hacer de la actividad económica
un lugar de encuentro y comunión.
Hoy,
Pasticcino es una de las más de 50 empresas en la Argentina que hacen efectiva
esta forma de producir promoviendo relaciones leales y de confianza, viviendo y
difundiendo la cultura del dar, de la paz y de la legalidad, poniendo atención
al medio ambiente dentro y fuera de la empresa.
"A la
hora de elegir a nuestros empleados nos fijamos en los valores, que estén de
acuerdo con el proyecto y priorizamos la confianza ", cuenta Perrín, que
hoy cobra lo mismo que un operario jefe de familia porque entiende que tiene
más urgencias que él. A su vez prefieren contratar mujeres como operarias
porque entienden tienen menos oportunidades laborales en la zona.
En relación
a cuáles son los valores que diferencian a su empresa de cualquier otra, Perrín
responde sin dudar: confianza, generosidad y radicalidad. "La generosidad
se vive con los sueldos, los horarios y la forma de vincularnos. La radicalidad
se nota en las convicciones porque vamos contra la corriente. Conozco a mis
proveedores, a mis clientes y a la competencia, y ellos no piensan así. Por eso
te tenés que comprometer de lleno y no perder esta radicalidad", dice
Perrín mostrando el entusiasmo y el compromiso que corren por sus venas.
El, como el
resto de los empresarios sociales, son el ejemplo vivo de que una economía que
ponga el centro en la persona es posible.
140: Trabajadores
son los que participan de la elaboración de electrodomésticos en la Cooperativa
Renacer, en Ushuaia
100.000: Son
las personas de la base de la pirámide que reciben atención médica de calidad
gracias al trabajo del SerCegin
"El
valor más importante es poder darle un trabajo digno a la mayor cantidad de
personas". Paula Cardenau / Presidenta de RedActivos
EMPRESAS
SOCIALES
Características:
·
Su objetivo es la erradicación de problemas
sociales.
·
Sostenibilidad económica y financiera.
·
No hay reparto de dividendos.
·
Se reinvierten las ganancias en la expansión y
mejora de la empresa.
·
Conciencia ambiental.
·
Los empleados reciben salarios competitivos con
mejores condiciones laborales.
·
Se trabaja con entusiasmo.
LO QUE FALTA
Desafíos
pendientes:
·
Generar nuevos mecanismos de financiamiento
adecuados a sus necesidades.
·
Construir indicadores que permitan captar cómo
impactan los negocios sociales en la transformación social que se proponen.
·
Crear legislación específica que ampare a las empresas
sociales.
·
Diseñar modelos de gobierno y toma de decisiones
que aseguren la fidelidad a los objetivos de impacto social de la compañía.
COMO
COLABORAR
Red Activos:
www.redactivos.org.ar
SerCegin: www.sistemaser.org.ar
EDC: www.mariapolis.org.ar/edc
Cooperativa Los Pibes del Playón: http://pibesdelplayon.blogspot.com.ar/r
Cooperativa Renacer: www.renacerfabrica.org.ar.
SerCegin: www.sistemaser.org.ar
EDC: www.mariapolis.org.ar/edc
Cooperativa Los Pibes del Playón: http://pibesdelplayon.blogspot.com.ar/r
Cooperativa Renacer: www.renacerfabrica.org.ar.
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