El décimo
Informe de Seguimiento de la Educación para Todos en el Mundo, que acaba de ser
publicado con el título Los jóvenes y las competencias - Trabajar con la
educación, pone de relieve la apremiante necesidad de invertir en el sector
educativo para que los jóvenes adquieran competencias. En la región de América Latina
y el Caribe, más de ocho millones de personas con edades comprendidas entre 15
y 24 años -esto es, uno de cada doce jóvenes latinoamericanos y caribeños- ni
siquiera han llegado a terminar sus estudios primarios y, por lo tanto,
necesitan que se les ofrezcan vías alternativas a fin de poder adquirir las
competencias necesarias para encontrar un empleo y acceder así a una vida
próspera. Casi un 50% de la población total de esta región tiene menos de 25
años de edad. En todas las regiones del mundo, más de un 25% de los jóvenes se
ven reducidos a desempeñar trabajos que los mantienen en el umbral de la
pobreza o por debajo de éste. En momentos en que los efectos de la crisis
económica siguen agobiando a las sociedades del mundo entero, la grave carencia
de competencias que se da entre los jóvenes es más nociva que nunca.
A pesar de
los importantes progresos registrados en la escolarización de los niños en
algunas naciones como Guatemala, el décimo informe muestra que son pocos los
países que van por buen camino para alcanzar la totalidad de los seis objetivos
de la Educación para Todos (EPT) establecidos el año 2000, y algunos de ellos
además están muy rezagados.
El décimo
Informe de Seguimiento de la Educación para Todos en el Mundo examina a fondo
uno de los objetivos de la EPT menos estudiados hasta la fecha: la adquisición
de competencias de aprendizaje por parte de los jóvenes y su preparación para
la vida activa. En el informe se muestra que, hoy en día, para encontrar
trabajos decorosos los jóvenes necesitan poseer las competencias que se
adquieren en la escuela primaria y el primer ciclo de la enseñanza secundaria.
En América
Latina y el Caribe hay casi 2,7 millones de niños excluidos de la enseñanza
primaria y 1,7 millones de adolescentes sin escolarizar en la enseñanza
secundaria, que están perdiendo así la oportunidad de adquirir competencias
esenciales para encontrar trabajo en el futuro. A esto viene a añadirse la
crisis de la calidad del aprendizaje en todo el mundo: actualmente hay 250 millones
de niños en edad de cursar primaria, escolarizados o sin escolarizar, que no
saben leer o escribir. En Nicaragua, por ejemplo, se prevé que sólo un 46% de
los niños de ese grupo de edad logrará alcanzar el nivel de aprendizaje más
elemental.
"Estamos
presenciando el surgimiento de una joven generación frustrada por el desajuste
crónico que se da entre la adquisición de competencias y las exigencias del
mercado de trabajo. La mejor respuesta a la crisis económica y el desempleo
juvenil es garantizar que los jóvenes puedan adquirir la formación pertinente y
las competencias básicas necesarias para ingresar en el mundo de trabajo con
confianza en sí mismos", ha dicho Irina Bokova, Directora General de la
UNESCO.
"Es
imprescindible ofrecer vías alternativas a la juventud en general, y en
particular a las jóvenes, para que se eduquen y adquieran así las competencias
que les permitan ganarse la vida, vivir con dignidad y aportar su contribución
a las comunidades y sociedades a las que pertenecen".
En los países
más ricos, la falta de inversiones en la adquisición de competencias por parte
de los jóvenes ha contribuido a que se disparen las estadísticas de desempleo.
En Brasil, por ejemplo, aproximadamente un 20% de los jóvenes que buscan
trabajo con afán no consigue encontrar empleo. Por otra parte, en los países
más pobres los jóvenes acaban por verse inexorablemente obligados a desempeñar
trabajos remunerados con salarios que los mantienen en el umbral de la miseria.
Los jóvenes
de los grupos de población pobres, tanto urbanos como rurales, son los que más
necesitan formarse para adquirir competencias. En Colombia, por ejemplo, la
inmensa mayoría de los jóvenes de familias acomodadas acceden al primer ciclo
de la enseñanza secundaria, pero sólo la mitad de los jóvenes de familias
pobres tienen esa oportunidad. En América Latina, un 25% de la población de las
zonas urbanas vive en asentamientos miserables y la proporción de jóvenes en
esa población es mayor que nunca y sigue aumentando. Es cada vez más urgente enjugar
el déficit de adquisición de competencias que se da en esas categorías de
jóvenes. En 2009, el 25% de los jóvenes del Perú carecían de empleo, de
formación profesional y de estudios.
Sin embargo,
la inmensa mayoría de los jóvenes más pobres y con menos años de estudios viven
en regiones rurales. En Brasil, los jóvenes de esas regiones tienen dos veces
más probabilidades de ser pobres que los de las zonas urbanas y un 45% de ellos
no han terminado el primer ciclo de la enseñanza secundaria. Muchos campesinos
jóvenes que afrontan un problema tan serio como el cambio climático necesitan
desesperadamente adquirir incluso las competencias más elementales para poder
para cuidar su salud y mantenerse a flote económicamente. La población que no
trabaja directamente en las faenas agrarias necesita adquirir una formación de
tipo empresarial y comercial que le permita encontrar otras oportunidades de
trabajo. Una formación de este tipo puede cambiar mucho la situación. En
México, gracias al "Programa Joven Emprendedor Rural y Fondo de
Tierras", se ha impartido a los campesinos una formación para que
adquieran competencias empresariales en el ámbito de la agricultura sostenible
y rentable. Esto ha permitido que, en el plazo de un año, los participantes en dicho
programa incrementen sus ingresos en un 20%.
Las mujeres
de las regiones rurales y las zonas urbanas son las personas más necesitadas.
En las zonas urbanas de Bolivia, por ejemplo, las mujeres tienen dos veces más
probabilidades que los hombres de emplearse en el sector informal de la
economía, en el que reciben remuneraciones muy insuficientes, sin beneficiarse
además de un reconocimiento jurídico ni de reglamentaciones o condiciones de
trabajo normalizadas. En la aglomeración del Gran Buenos Aires, las mujeres que
trabajan en empresas informales ganan un 20% menos que los hombres.
Una medida
inteligente que pueden adoptar los países que tratan de impulsar su desarrollo
económico es invertir en la adquisición de competencias por parte de los
jóvenes. En el Informe de Seguimiento de la Educación para Todos en el Mundo se
estima que cada dólar gastado en la educación de una persona rinde entre 10 y
15 dólares, en términos de crecimiento económico, a lo largo de toda la vida
laboral de dicha persona.
La directora
del informe, Pauline Rose, ha dicho: "Para que las personas y los países
puedan prosperar, es necesario que la educación prepare a los jóvenes para la
vida laboral. América Latina nos ofrece un buen ejemplo de cómo puede llevarse
a cabo esta tarea. La aplicación de programas que han dado buenos resultados,
combinando la formación en las aulas con una experiencia laboral, puede
preparar eficazmente para la transición de la escuela al mundo del trabajo. El
único freno para aplicar esos programas es que resultan costosos. La respuesta
que se impone ahora es que los gobiernos y los países y organismos donantes de
ayuda encuentren más fondos para intensificar esos programas, de tal manera que
sean muchos más los que puedan beneficiarse de su apoyo".
Es desesperadamente
necesario no sólo incrementar la financiación de la educación para enjugar el
déficit en el ámbito de la adquisición de competencias, sino también aumentar
radicalmente el número de programas que ofrecen vías alternativas para adquirir
una formación. En el Informe de Seguimiento de la Educación para Todos en el
Mundo del presente año se estima que, además de los 16.000 millones requeridos
cada año para conseguir la universalización de la enseñanza primaria en 2015 en
los países pobres, se necesitarían otros 8.000 millones de dólares anuales para
lograr la escolarización universal en el primer ciclo de la enseñanza
secundaria de esos países. La redistribución de la ayuda internacional a la
educación puede contribuir a enjugar el déficit de financiación existente. Los
3.100 millones de dólares asignados a la enseñanza superior nunca llegan a
beneficiar a los sistemas educativos de los países en desarrollo, porque se
destinan esencialmente a financiar la escolaridad de los estudiantes
extranjeros en los países donantes de ayuda. Esos fondos se podrían gastar con
mejor provecho para tratar de resolver la crisis en materia de adquisición de
competencias y beneficiar así a la juventud desfavorecida de los países pobres.
Los nuevos
países donantes de economía emergente, como Brasil, pueden contribuir más al
fomento de la adquisición de competencias por parte de los jóvenes en los
países en desarrollo del mundo entero, pero deben centrarse en dar prioridad a
la satisfacción de las necesidades de las capas sociales más desfavorecidas.
Basándose en los éxitos de su propia experiencia en el sector de la formación
profesional, Brasil ha ayudado a algunos países africanos, como Mozambique, a
fomentar la adquisición de competencias. Sin embargo, actualmente sólo
contribuye con algo más de dos millones de dólares anuales al apoyo de este
sector educativo, aun cuando sus recursos le dan la posibilidad de prestar
ayuda a muchos más países pobres.
Al estimar
que ya va siendo hora de actuar para apoyar y fomentar la adquisición de
competencias por parte de los jóvenes, el décimo informe formula las siguientes
Recomendaciones a este respecto:
1. Es
necesario ofrecer vías alternativas de educación para que unos 200 millones de
jóvenes del mundo entero (esto es, un número equivalente al de la población
total de Brasil) puedan adquirir competencias básicas elementales.
2. En el
primer ciclo de la enseñanza secundaria se debe dispensar una formación de
calidad para que todos los escolares adquieran competencias básicas
pertinentes.
3. En los
planes de estudios del segundo ciclo de la enseñanza secundaria se debe
establecer un equilibrio entre la adquisición de competencias estrictamente
profesionales y técnicas (comprendidas las relativas a las tecnologías de la
información) y la adquisición de competencias polivalentes, como la seguridad
en sí mismo y la aptitud para comunicar, que son indispensables en todo puesto
de trabajo.
4. Las
estrategias en materia de adquisición de competencias deben apuntar a las
categorías sociales más desfavorecidas, especialmente las jóvenes y la
población pobre de las zonas urbanas y rurales.
5. Para
lograr en los países pobres la escolarización de todos los jóvenes en el primer
ciclo de la enseñanza secundaria se necesitarían unos 8.000 millones de dólares
anuales. Los gobiernos y los países y organismos donantes de ayuda, así como el
sector privado, deben aportar su contribución para enjugar el déficit de
financiación actual.
La
publicación de la edición 2012 del Informe de Seguimiento de la Educación para
Todos en el Mundo sigue de cerca a la presentación al público de la iniciativa
"La educación ante todo", efectuada el pasado 26 de septiembre por
Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas. Éste subrayó cuán
importante es agrupar a todas las partes interesadas para superar los
obstáculos existentes y lograr "una educación de calidad, pertinente y
transformadora".
En esa
ocasión, el Secretario General dijo también: "Los objetivos que
compartimos son muy sencillos. Queremos que todos los niños vayan a la escuela
primaria, ingresen en la enseñanza secundaria y reciban una enseñanza superior
pertinente para ayudarles así a tener éxito en la vida y llegar a ser
ciudadanos del mundo responsables y productivos".
En el sitio
web http://www.efareport.unesco.org se pueden descargar el décimo Informe de
Seguimiento de la Educación para Todos en el Mundo y otros documentos
pertinentes
Fuente: CEPAL
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